sábado, 18 de noviembre de 2023

Reflexiones sobre una España (o Iberia) independiente

El cambio de régimen largamente anunciado que se acelera con la alianza del nuevo PSOE y todos los enemigos contrastados de España, que culminó con la elección de Pedro Sánchez como presidente del gobierno el jueves 16 de  noviembre de 2023, nos obliga a pensar, e invitar a reflexionar, sobre soluciones hasta ahora inéditas y que hasta hace nada yo mismo he considerado absurdas.

Se trata de la idea de una España (o Iberia) independiente (de todos sus enemigos interiores, lógicamente). Es decir, en lugar de que los tradicionales separatistas se vayan, echarlos nosotros. Provisionalmente la llamaremos EI, y  sugiero en primera aproximación mantener la bandera española actual, aunque opcionalmente podría elegirse la estelada española es decir la bandera actual con una estrella en un costado (a ser posible que no sea azul, como la catalana, ni roja como la cubana, tal vez haya algún color que no sea sinónimo de dictadura). Mantener la actual es preferible, ya que los que hay que echar ya la detestan de partida y se les podría restregar siempre como señala de humillación a todos los que llevan siglos intentando humillarnos.

Voy a tratar de imaginar cómo podría materializarse. ¿ La primera cuestión debería ser preguntar los ciudadanos? Creo que no. Propongo la creación de un think tank ad hoc, que de entrada me ofrezco a promover, pero  ni a presidir ni a intentar tutelar. 

También me atrevo a pergeñar el esquema de ese hipotético país. Primero, la geografía. Sugiero que como punto de partida hablemos de un territorio similar al actual, excluyendo a Euskadi y Cataluña. Opcionalmente podría incluir alguna provincia de esas regiones que prefiera seguir en EI, siempre que físicamente sea posible (que no quede aislada de EI por el resto de esa región) para que las demás puedan estar físicamente separadas, ya que habrá que establecer fronteras nuevas con la UE, de la que quedarán por supuesto fuera.

En segundo lugar, resolver la conexión con Europa. Tenemos el problema de que las dos grandes vías de comunicación pasan por los futuros nuevos países separados, así que habría que abordar sin dilación la conexión central por los Pirineos. La ventaja de esa nueva conexión es que al partir prácticamente de cero se podrían planificar unas infraestructuras con todos los avance posible o futuros, incluyendo previsiones para la conducción autónoma, alimentación por energías renovables, últimas tendencias en disposición de residuos, etc. Adicionalmente, si finalmente se llega a un acuerdo de unirse a Portugal en una Iberia independiente - en cuyo caso pasaría a ser II, o 2I- se podría incluir en esa nueva conexión un eje central Lisboa-Madrid-Francia mucho más eficiente que la conexión actual.

La cuestión más complicada es cómo materializar la expulsión. Obviamente no se puede llevar a cabo si no se ofrece una solución a los que quieren permanecer en España. Dado que hay suficiente territorio, y una vez que dejen de robarnos habrá suficiente dinero de sobra, sugiero que se estudie cómo ofrecer especio, medios y ventajas fiscales a los que quieren seguir siendo españoles.